lunes, 10 de diciembre de 2012

Ya es enero


De ambas manos tómame
a toda velocidad
se  va
el tiempo se va
ni ayer
ni  hoy
ni tal vez
muy fuerte tómame
déjame callarme
has silencio mis gritos
ciega estoy de recuerdos
mi muñeca no sueltes
no la dejes
no me dejes
acá en el desierto
lejos
iré contigo
sin mi cuerpo
sin mis miedos
volveré del vuelo
solo para decirte
aquí dentro está lo intenso
tómame
con ambas manos
y mírame sereno
no es un cuento
solo mantenlo
seré
caeré
por que lo sabes
no quiero hacerlo
despedirte
vamos de nuevo
intentemos
caminar juntos
de la mano
sin las manos
pero unidos
apúrate ya es enero

jueves, 26 de abril de 2012

Di la verdad, di la verdad, di la verdad

Mientras preparaba el mate un pensamiento repentino golpeó con fuerza en mi cabeza. Sorprendida por este hecho inesperado me detuve y como imitando a esos artistas que de a poco se convierten en estatuas en las plazas, me fui quedando quieta. Por como lo dije parece que jamás pienso, pero es exactamente lo contrario. No me puedo dominar, no se como aquietarme, normalmente siento el interior tan picado que las olas no dejan de golpear una y otra vez contra mis orillas.
Pero esta vez fue diferente, por que en el torbellino de ideas hubo una que estalló.
Siempre traté de hablar con las personas que conozco, amigos, parientes, conocidos y demás. Soy abierta para escuchar cualquier cosa, pero ojo, también puedo llegar a decir cualquier cosa. Y para eso no todo el  mundo está preparado.
Este año que viene de cambios me agarra con la extrema necesidad de ser sincera hasta los huesos. No es que antes de hoy mentí despiadadamente a los que me quieren, por el contrario. Pero la diversidad hace que a veces elija callar algunos pensamientos para no incomodar a alguien o no herir susceptibilidades. 
La interrupción en la cocina tiene que ver con esto ¿Por qué no debo decirlo todo? No debo, no puedo, no quiero, no se. Mientras hablaba con amigos en estos días sentí muchas veces ganas de expresar cosas que en ningún momento salieron de mi boca. Y lo peor es que no me pasó de sentir el impulso y retenerlo. No me pasó nada y tras la despedida brotó la ansiedad. Esa que te indica que algo quedó atravesado y no tenía que ser así.
Está decidido, a partir de hoy dejará de funcionar la barrera que impide el paso de ciertos asuntos. 
La otra opción es aprender a manejar mis terribles mareas de impulsos. Veo esta posibilidad tan distante que casi que no la veo. 
No es que las cosas que me gustaría decir son malas, es justo lo opuesto. Quiero expresar gratitud, mucha.
Sépanlo todos. La cruel verdad está pronta a llegar.


Y para que vean que no es tan malo, acá les dejo una genial genialidad...






viernes, 30 de marzo de 2012

Anhelo de ausente tiempo

No hay certezas,
no hay visiones futuristas
ni misteriosas cartas que adivinen.

No hay decisiones por 20 años,
no hay mente que lo resista
ni libros que lo teoricen.

No hay brújulas al futuro,
no hay caminos sin baches
ni faros que iluminen tiempo.

No hay profetas,
no hay cometas de los años
ni plumas que escriban el mañana.

No hay seguridad,
no hay paciencia de vida entera
ni memoria hacia adelante.

No hay bolas mágicas,
no hay estrellas con secretos
ni misteriosos viajeros.

No hay maquinas mochileras,
no hay piedras con respuestas
ni cuevas con inscripciones.

No hay prisas cotidianas,
no hay velocidad de vida
ni carreras por morir.

No hay futuros inciertos
no hay mañanas sin presentes
ni día distinto a hoy.

No hay vida eterna,
no hay pociones mágicas
ni lamento que sea eterno.

No hay marchitas,
no hay abuelos de otro milenio
ni grabaciones en cinta.

No hay derecho,
no hay miedos que no persigan
ni luna en noche de llanto.

No hay pronóstico,
no hay clima donde no hay vida
ni suspiro más permanente.

No hay horizonte,
no hay trenes al más allá
ni presentes de por vida.








miércoles, 7 de marzo de 2012

¿Qué es ser mujer?

Iba a escribir algo relacionado con la mujer que quisiera ser, dado que mañana es 8 de marzo. Pero decidí que en vez de escribir sobre mí y homenajear a las que hacen todo bien, a las que se destacan, a las que son maravillosas y me inspiran, voy a hablar de la mujer que no quiero ser, esa que también día a día me cruzo en la calle y me quedo mirando sin entender el por que de su actitud.
Están las damas que sacan a pasear a sus perritos y a cagar las veredas de todos los vecinos con una indiferencia total, las que se te colan amistosamente con cara de 'permiso soy señora', las que te miran desde los pies hasta arriba con cara de lástima por que tu look no es 'in', las que detrás de un mostrador y sin mirarte a la cara te dicen espere en la fila antes de que le puedas decir nada, la que se putea en la calle con el conductor que la encerró pero no suelta el celular, la que te echa el humo de su pucho en la cara mientras esperas el colectivo, la que camina a toda velocidad mientras toma con fuerza la mano de un pibe chiquito sin notar que sus pies no la pueden seguir y así podría seguir enumerando a las señoras que me cruzo por la calle y me dejan pensativa.
Pero hoy me topé con una que es la peor de todas ellas, la que maltrata a sus hijos en la vía pública frente a la mirada a veces enojada, a veces sorprendida y lastimosamente siempre muda de quienes presencian ese momento. Por que digo la peor? Por que es la que humilla, abusa, maltrata y descarga su miserable vida contra quien no puede aun defenderse.
Cada vez que presto atención en la cola del supermercado escucho cosas que tal vez no debería oír, por que me despiertan el lado malo y termino afectada.
Hoy empecé un taller al que siempre quise asistir, de allí venía en la playera amarilla cuando recordé los impuestos en el bolso y me detuve a pagarlos, muy raro fue que no llevaba puesto el mp3, lo que me hizo vulnerable al accionar de las personas que me rodeaban.
Luego de mirar todas las cajas y elegir la que supuse me robaría menos tiempo de espera para pagar, caminé por el largo pasillo y me coloqué detrás de una chica rubia, con remera roja, minifalda de jean y ojotas, y esta descripción solo viene a lugar por si ella me lee algún día. Estaba apoyada en un carro de bebe. Junto a ella y el carro del que jamás vi el contenido estaba parado un niño rubio de unos 7 años, que cada vez que le hablaba la llamaba mamá.
Lo primero que le oí decir fue: soltá el carro! A lo que el niño respondió haciendo caso al pedido algo subido de tono de la joven que, por supuesto, no pasó inadvertido por los que estábamos a centímetros. La escena se repitió varias veces, con aumento de volumen y al final tuvo un cuestionamiento del niño que con cara de enojo le dijo: pero por que no me puedo apoyar? me duelen los pies. La chica lo tomó del brazo y empujó a una distancia que no le permitía alcanzar el carro. El nene se entretuvo mirando unos focos, pero cuando la fila movió, otra vez el grito: vení acá, que haces?
Me impacienté un poco al ver que todos giraron para ver, me dije si sería momento de decirle algo o no, me cuestioné que si le decía me iba a agredir a mi también y en todo caso no son nadie, no me conoce.
Pero los pensamientos se me pincharon como burbujas con un nuevo grito: no toques, quedate quieto, no te voy a comprar chicle! Esta vez no solo todos volvimos a mirarla con cara seria sino que la chica amagó con pegarle y el nene se cubrió la cara con ambas manitos pero con las palmas hacia afuera.
Comencé a preguntarme eso que muchas se preguntan. Todas merecen o deberían ser madres? ese sería otro tema.
Y otra vez el grito: salí de ahí, no toques los libros, los libros no se tocan!
Me indigné, me dolió, me sorprendió, me todo. El pequeño no había tocado nada, yo lo estaba mirando, solo se acercó a observar por que eran cuentos infantiles los exhibidos.
No solo le grita, lo maltrata delante de todos y no quiero pensar como será en su casa, lo humilla cuando todos los miramos y el nene agacha la mirada, no solo eso. No lo deja pararse como quiere, no lo deja observar las cosas que quiere, no lo deja leer la tapa de un libro muy colorido, en pocas palabras para mi, no se permite ser madre y mucho peor es que no le permite ser hijo, no puede ser niño.
Finalmente llegaron a la caja para que les digan que ese impuesto no se paga allí. Rápidamente se me perdieron de vista mientras el cajero me atendía.
Cuando llego a la puerta de salida la chica estaba por salir y para mi sorpresa, lo que creía muy malo se volvió bastante peor. Ella se colocó los auriculares, tocó varias teclas y comenzó a caminar. El niño le hablaba de atrás mientras la seguía de cerca, le contaba sobre algo mientras se lo señalaba, ella jamás lo miró, aunque él le gritó mamá y siguió señalando. No se si por que tenía música en los oídos o por que simplemente no quiere escuchar a su hijo, lo que es bastante más triste.
Mañana es el Día Internacional de la Mujer, y hoy elegí escribir para las que yo considero no completan esa palabra, para las que tal vez no se interesan por ser mujer o simplemente un ser humano con cada una de esas letras. Y lo escribo también por mí, por que con mi silencio evité una discusión o un insulto, evité defender a alguien que aun no puede. Tal vez por eso me siento mal, por que evité ser un poco más mujer.



lunes, 27 de febrero de 2012

Sola y sin querer dormir...

El sol se fue, desapareció. Por varios días las nubes se adueñaron del cielo y los momentos de playa debieron postergarse. Muchos decaen cuando esto les pasa a mitad de las vacaciones de verano en la costa, no es mi caso.
Unos días antes de las lluvias que según anunciaban en la radio se prolongarían, fui a la librería y compré 3 libros. Soy de esas que comienza varios a la vez y resulta difícil saber cuando se terminará la lectura con tantas y diversas iniciadas.




Tras la inundación carpera, nos tuvimos que rendir a continuar en la onda campestre y aceptar las pequeñas y cómodas instalaciones que, podríamos haber utilizado desde un comienzo y no quisimos, por un momento me sentí derrotada. Nos fue para tanto.

Él dormía y yo, como una nenita que se niega a entregarle un minuto a la siesta, buscaba que hacer. Las prendas secas escaseaban así que andar bajo la lluvia no era una opción.
Decisión mediante, tomé un libro y me senté en una reposera muy incomoda que dudo me separase por más de 2 centímetros del piso. Leí por un buen rato hasta que algo, no se que, me detuvo la mirada en las chapas de un techo vecino.




Cámara en mano y atrapada en un espacio de 2x2 mtrs, me dispuse a tratar de encontrar una imagen que alimente mis ojos y mi alma.
Ha pasado más de un año de ese día que quedará en mi memoria tan solo por el placer que me causó la soledad de la siesta lluviosa, entre mates, hojas y búsqueda de imágenes.

Hoy me levanté con ganas de cambiar algo, el mundo sería mucho para un primer paso. Arrancá con algo más chico me dije. Nos soy de las chicas que se cortan el pelo o se lo cambian de color. Tampoco salgo de compras (no puedo seguir enumerando las cosas que hacen las mujeres cuando hay algo en sus días que deban cambiar por que sí) simplemente por que no conozco que hacen.



Entré al blog y me dije, hay que cambiar la cabecera! Y si, si no me cambió el color de pelo, se lo debo cambiar a alguien. Para eso, me remonté hasta ese día, del que ha pasado más de un año, por que la nueva cara de este espacio nació allí, producto de la lluvia, de la no siesta y de ese algo que no se por que, hizo que dejara de leer.

La cajita soy yo, me dije. Sola, bajo la lluvia, sin querer dormir aun, llena de cosas ocultas, llena de cosas visibles. Después de retocar mi lugarcito: tomé una decisión importante para estos días, también tomé un café.







miércoles, 15 de febrero de 2012

No hay como la casa de uno...dicen.

Volver de las vacaciones nunca resulta fácil. Pero este año hay tantas cosas positivas cargadas en la mochila que mi vuelta se ha vuelto diferente. Mientras duró la cursada de la carrera, año tras año el retorno se volvió similar, tal vez esa es la mayor diferencia en esta oportunidad en cuanto a la parte que en mi vida ocupa el estudio, la ausencia de cursada.
Tres finales me separan de mi primera meta en cuanto a formación profesional, por eso, estoy muy contenta. Además de no tener que volver a sentarme nuevamente en el aula por supuesto, eso suma un porcentaje bastante grande de felicidad también.
Las fiestas pasaron sin pena ni gloria, como cada año, como siempre, desde que mi memoria se ocupa de estos asuntos. Pasaron, esa es la mejor parte.
El primer mes del año, pasó entre lecturas bajo los ciruelos en el patio de la casa de mis padres, mandados con mamá, cero internet, cero celular, cero estudio y casi cero vida social y nocturna. Estuve tranquila, abusando de un descanso dudosamente merecido.
Pero acá estoy volviendo...
Respetando siempre mi postura anti tecnológica, como para limpiarme de las horas de Pc cargadas durante el año, tuve un buen enero.
Nació Alejo, mi sobrino que no es hijo de mi hermano. En realidad es de unos amigos, pero lamentablemente para el pobre ángel, en mi mente le cabe el título de sobrino.
Armamos la pelopincho y jugué en el agua con mis sobrinos, los que si son hijos de mi hermano y sufrirán por siempre el parentesco.
Casi como si fuera una obligación para mi, y por ende para Bichi, fuimos a la playa: jugamos en la arena, con las olas, en los medanos, con el tejo, las paletas, tomamos tereré con arena, caminamos de la mano al amanecer, a atardecer, mañana, tarde y noche, bailamos y leímos. Podría decir que fuimos muy felices también.
Para no ser injusta con el resto del año, debo decir que me encanta volver a casa, aunque haga unos cuantos grados más, aunque tenga unos ambientes menos, aunque el césped exista a varias cuadras de casa y aunque deba empezar a estudiar.
Bienvenida yo, ojalá disfrute de mí estadía...