jueves, 30 de julio de 2009

Tus ojos


Tus ojos son el baúl donde descansan mis sueños


El rocío que resbala sobre pétalos de rosa


Cada pestaña una daga que atraviesa mis respiros


Y en las noches candelabros que iluminan los sentidos


La profundidad del mar que encierra mil secretos


Con el color de la arena que se escapa como río


Destello de luz oculta tras un rostro distraído


Tus ojos son las palabras que dicen lo que no has dicho



sábado, 4 de julio de 2009

Viaje al pasado


Faltaban pocos minutos para las seis de la mañana, en mi rostro se notaba las pocas horas de sueño que tenía. Boleto en mano, entregué el equipaje y me dispuse a encontrar el diminuto numerito que señala cual es el asiento en el que me toca viajar. Mientras caminaba por el pasillo del colectivo, observaba a mi vieja que desde abajo seguía mis pasos con atenta mirada.
Al fin, 46 P de pasillo, me senté rapidito y le hice un saludo de despedida a mi madre que, como cada vez que viajo, espera la pasada del colectivo, llueva, truene o haya sol, desde la vereda de casa, que queda a escasos metros de la terminal.
Una señora de cabellos blancos era mi compañera de viaje, festejé y pensé, ojalá se duerma rápido.
El colectivo arrancó mientras encendía el mp3 con las pilas recién cargadas. Pasó por mi casa y como en cada viaje, mi mano se movió efusivamente para que mi mamá me responda desde la puerta de casa. Noté que mi compañera de asientos se rió, pero no le dí importancia, cerré los ojos y me dispuse a dormir, tenía tres horas de viaje para desmayarme.
Apenas unos segundos pasaron y la señora de cabello blanco me despertó: _Vos sos ... ? (dijo un sobrenombre que no puedo reproducir, debido a que me costo años que dejaran de llamarme así)
Asombrada, me incorporé y respondí con la cabeza que sí, esa que nombro soy yo pensé.
Más rápido de lo que pude darme cuenta, me estaba abrazando y yo sin comprender, medio dormida pensaba la desgracia de no dormir por la noche pensando que en el viaje lo iba a hacer.
"Yo fui tu maestra de música en primer grado" me dijo, "y vos estas igual que cuando tenías 6 años".
Definitivamente no iba a dormir, así que me dispuse a entablar la más amable de las charlas con esta señora que a mis ojos era desconocida, pero que terminó sabiendo más de mi vida que yo misma.
Me contó que uno de sus hijos fue compañero de escuela de mi hermano y que conoce a toda mi familia, que reconoció a mi mamá cuando pasamos frente a casa y yo salude. Cuando le conté que estudio periodismo se rió.
"Yo sabía que ustedes iban a tirar para ese lado" me dijo. Y después me contó que durante los primeros años en la escuela, ella y Graciela (mi "seño" de primero), nos estimularon a escribir libremente. Según lo que me comentó, usaron una técnica de expresión por medio de la escritura para incentivarnos a contar nuestras cosas y a abrirnos haciendo cuentos propios y cantando.
Lo que en un principio me sonó a una perdida de tiempo, resultó ser uno de los viajes más lindos y nostálgicos de mis años de estudiante.
Acá dejo asentado este hecho, que fue un encuentro con el pasado, mientras viajó a encontrarme con mi futuro.