martes, 27 de octubre de 2009

Mi caja amarilla

Pequeños grandes placeres que quedarán en mi memoria.
Abrir la heladera por las mañanas, o cuando me levanto para ser sincera, y beber un vaso de leche bien fría, sin azucar, sin agregar nada.

Salir hasta la calle corriendo por el pasillo en pijama amarillo para abrir la puerta de afuera riendome de mi misma.
Sentarme en el escalón de la puerta del patio, poner el termo y el mate en el piso y fumar un cigarrillo acompañandolo con el más extremo silencio.
Usar los viejos pantalones de bambula marrón que compré hace mil años en Las Grutas, me hacen sentir menos capitalista y más hippie.
Dejar que la lluvia de la ducha me golpeé por unos segundo la cara, sin arrugar la nariz por la fuerza del agua re caliente.
Salir a las tres de la madrugada a mirar las estrellas y la luna y pararme debajo del techito del lavadero.
Mirar por las hendijas de la ventana y ver los primeros rayos de sol que tantas noches me amanecieron sentada frente a la compu.
Tener un kiosco en frente lo que me permite ir 22.58 a comprar una cerveza de pantuflas.
Colgar los parlantes en la ventana para poder bailar o cantar algúna que otra canción mientras lavo la ropa.
Estirar la mano y que todo esté ahí, en el más terrible de los desordenes ordenados que jamás pensé que iba a lograr armar.
Puteadas, risas, llantos, gritos, amor, soledad, mates, estudio, brindis, desvelos caras y más caras, de las que están y de las que ya no, cosas que recordaré de mi caja amarilla, por que yo, ya no.

viernes, 16 de octubre de 2009

Sinónimo



Na solidão de casa
Descansar
O sentido da vida
Encontrar
Quem pode dizer
Onde a felicidade está...

O amor é feito de paixões
E quando perde a razão
Não sabe quem vai machucar
Quem ama nunca sente mêdo
De contar o seu segredo
Sinônimo de amor é amar...


Está canción hace que mi corazón retome la senda por la que iba, y me alegre los días otra vez, por eso la comparto con todos, que tengan buen fin de semana.

sábado, 10 de octubre de 2009

Presente ausente

Él estaba frente a ella, la miraba intensamente como buscando una respuesta que tímida se escondía en la pupíla. Su cabello estaba revuelto, el día recién comenzaba y ellos todavía no habían decidido iniciar el vuelo.
Ella le hablaba, de cosas, de gente, de pavadas, de sueños, de utopías. Ella lloraba sin lágrimas y hablaba para no pensar.
Se rosaban por momentos, se distanciaban también.
Él se puso de pié y decidió andar, ella jamás se movió. Él la tomo de la mano, la sacudió, la empujó, nunca le dijo más de tres palabras, lo intentó a su manera, pero nada consiguió, ella jamás lo miró.
Ella se hundió en un sueño de ojos abiertos, se dejó atrapar por un torbellino de preguntas y su mente se nubló como un cielo de invierno, dejó los colores y vió todo gris. El secreto en sus pupilas fue dicho mil veces y jamás comprendido.
Él la beso en los labios, más ella no lo notó. Se estaba despidiendo.
Justo arriba del estomago ella sintió el sonido del cristal cuando se rompe. Él lo supo, pero no dijo nada y en silenció comenzó a andar.
Ella no lo observó mientras él se iba, él no mira para atrás cuando camina.
Ella está ausente.

sábado, 3 de octubre de 2009

Necesidad

De pié frente a la fuente, veo el agua caer sin respeto a la extinción, se que queda mucho por hacer, imagino las cosas que deberían estar en otro lugar si mis peones se hubieran movido diferente y trato de olvidar.
Con los dedos perdidos entre los pliegues de un cabello que ya no es de nadie, tropiezo con las piedras que jamás coloque ahí pero que me esperan sin remedio, las necesidades de quienes necesitan son vacías hoy.
Las rodillas se vencieron como resortes de un colchon viejo, pero el viento que empuja el cuerpo hace que continue deambulando por el camino que aun no descubro si es el acertado, los lamentos estan sólo en un muro.
Los loros pasan todas las tardes por mi ventana recordandome la ubicacion física de lo que soy, y ya es tarde para llorar por lo que no ha sido, más no olvido las horas de esos momentos extraños de un pasado que no fue.
Sentada sobre baldosas marrones y observando la vieja pared de frente decido decir adios a una etapa que deja rastros y rostros en mi mente, de la que me llevo pensamientos en forma de libro para leer y comprender.
La puerta de mi casa que ya no lo es, está abierta y sin deseos de cerrarse y con el bolso en la mano miro las paredes, las sillas, los muebles y los epsejos, que reflejan lo que aquí aconteció pero que se terminó.
Como en la escuela de la vida, traté de tomar nota prolija de cada clase, hoy con los oidos abiertos y los ojos despietos recorro casi tres años de aprendizaje sin diploma y egreso de una etapa dura y extraña, sin promedio.
Hasta luego a mi cubo amarillento testigo de mis peores carcajadas, causas de llantos de vecinos y padre cura de las mejores y peores confesiones de la chica que llegó con sueños, miedos, lios y utopías que hoy olvida.
Hola y bienvenido al desconcierto de no saber nada de nada, de dejar de creer y de creer en todo, hola al nuevo cuaderno que me indica el comienzo de una nueva clase, de pié frente a la fuente veo mi vida pasar y los años partir sin respeto a la extinción.