miércoles, 19 de octubre de 2011

‘A mí me encanta el asado y me gusta tomar mate’

Muchos no imaginan la vida fuera de su hogar o ciudad y mucho menos a miles de kilómetros de su país, pero otros por diferentes motivos se mueven por el globo, en busca de algo que solo otro igual, puede llegar a comprender completamente.

La pava silba avisando que el agua ya está lista. Ella se acerca, apaga el fuego y con suma delicadeza comienza a verter el líquido caliente sobre una esquinita del mate, que la recibe con espuma, con aroma. Sin azúcar y con palo, así lo toma desde hace no mucho. El mate es su nuevo compañero, es su aliado mientras recuerda lo que muy lejos en el camino ha dejado. Sus hijas, su trabajo, su hogar.

Según el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas realizado el año pasado, más de un millón y medio de personas que habitan en Argentina, ha nacido en el extranjero. Pero existe una comunidad que se ha incrementado y continuará haciéndolo como ninguna otra, la comunidad China.

Yesica Huang nació en Fuzhou, una ciudad con casi 7 millones de habitantes, que se ubica a 670 Km al noreste de Hong Kong. Ella se mudó a Argentina en el año 2001, parece un poco ilógico teniendo en cuenta lo que acontecía en aquella época en el país. Desde 2008 reside en Bahía Blanca y es propietaria de un supermercado.

‘Vine con mi marido. Mis hijas nunca vinieron acá, nosotros vinimos en pareja nomás. Él vino primero, puso negocio y se quedó acá. Yo dejé de trabajar allá y vine para ayudarlo’ comenta Yesica sonriente. Además cuenta que su necesidad de cambio no pasó por lo económico, ‘Vine por mi marido, él tiene el negocio acá, sino yo no venía, yo tenía muy buen trabajo en China, era funcionaria pública y trabajaba en una oficina. Él venía a Argentina desde hace muchos años, desde 1997, un montón más que yo. Entonces no quiere volver, le gustó Argentina y se quedó. Yo tuve que dejar allá para venir a ayudarle, por que él necesita ayuda’.

Si bien Paraguay, Bolivia y Perú son los países de donde en mayor cantidad llegan los inmigrantes, la comunidad China en Argentina no solo tiene esta misma particularidad, sino que también crece el número de nacimientos de niños argentinos con padres chinos. Tal vez esta característica es una de las más notorias, un ejemplo probable se presenta cuando se oye hablar a algún adolescente en perfecto español pero sus rasgos físicos son visiblemente asiáticos.

Las políticas migratorias abiertas los atraen a nuestro país, aquí tienen la posibilidad de emprender su propio negocio y así formar una familia.

Yesica dice que para ellos es muy difícil conseguir trabajo en Argentina, y eso lo explica sencillamente destacando la diferencia idiomática y las dificultades que tienen para adaptarse a las costumbres.

‘Para nosotros poner negocio es mejor. Pasa que en el negocio del chino hay muy buena atención’ dice entre risas. ‘Más cerca de la gente, por ejemplo yo soy dueña y siempre estoy en comunicación con la gente y a los clientes les gusta más. El negocio es chico y los podes manejar más fácil’

Según registros de la oficina de Migraciones del Ministerio del Interior cada año llegan más chinos. Por Argentina optan los de clase media, abren sus negocios y a su vez atraen a amigos y familiares a que vengan a trabajar con ellos. Los de clase alta eligen Europa y Estados Unidos.

Las hijas de Yesica estudian en la Universidad de Pekín y no quieren venir a vivir al sur americano. Ella las visita cada vez que puede, pero según cuenta, extraña mucho su familia en China y sobre todo sus hijas que hace dos años que no ve.

Si bien la primera ciudad donde vivió fue Buenos Aires, en 2008 decidieron, junto a su esposo, mudarse a Bahía Blanca y continuar su negocio acá. Esta decisión se debe en parte a que sus sobrinos viven en la ciudad desde hace varios años y además por que les gusta la tranquilidad de esta zona.

A pesar de las amenazas que recibieron los comerciantes chinos, situación que se encuentra en manos de la justicia según dice Yesica, ella se encuentra tranquila por que muy rápido le enviaron un policía que con bastante periodicidad vigila el local de su propiedad. No así sucede con su empleada, otra mujer nacida en la misma ciudad china, que tiene bastante temor y por eso prefirió no hablar.

‘La familia siempre se junta el fin de semana. A mí me encanta el asado, me gusta tomar mate y el té de acá es muy lindo. Acá tienen productos de la naturaleza muy lindos’. Ella dice que los argentinos comen con demasiada sal, que siempre en su comercio compran mucho de eso y además azúcar, que a ella le extraña cuando en los restaurantes siempre dicen: ‘pone un poco más de sal’. ‘Ustedes comen todo muy salado o muy dulce y a mi eso no me gusta mucho’ asegura con cara de asombro.

Con respecto a la mujer china en Argentina ella destaca que aquí, sobre todo en política la mujer tiene más libertad que en su país de origen.

Y sobre su comunidad en Bahía agrega, ‘no hay mucho, son 20 o 30 nada más me parece, 40 como máximo, no hay mucho chino acá’.

Hay muchas maneras de definir a la Argentina, ‘los mexicanos descienden de los aztecas, los peruanos de los Incas, y los argentinos…de los barcos’, frases como la del mexicano Nóbel de Literatura, Octavio Paz podrían pintar casi acertadamente en un renglón, muchos años de historia migratoria en nuestro país.

Argentina ‘es un crisol de razas’ hemos oído muchas veces y aunque ya no utilizan los barcos ni llegan multitudinariamente a los puertos, los inmigrantes llegaron para también, construir nuestra historia.