lunes, 23 de agosto de 2010

"Cuando leo que se asesinó a un hombre, quisiera ser analfabeto" - José Narosky

En la actualidad las noticias se comunican en el mismo momento en que están ocurriendo, en muchos casos sobre ellas se generan más noticias, comentarios y opiniones, no sólo de idóneos en las temáticas, sino que de todo el mundo que tenga ganas de opinar, ampliar o distorsionar la información. En estos tiempos que 'corren' se hace cada vez más difícil ser los dueños de las primicias y pareciera que algunos matarían por tenerlas. El periodista de La Nación Pablo Sirvén 'asesinó' virtualmente al reconocido escritor argentino José Narosky. Así lo informó él mismo en su columna del pasado domingo. (Ver columna completa).
Todo ocurrió en la red social Twitter, cuando Sirvén luego de mal interpretar una infamación twitteó sobre la muerte del escritor de aforismos Narosky. Inmediatamente después, algunos se afligieron y otros lo desmintieron. La rapidez con que funcionan estas redes hizo que su intento por eliminar la errónea información y todas sus repercusiones fuese en vano. Afirmativamente había muerto un escritor con ese apellido, que dicho sea de paso era hermano de quién llenó de luto a Sirvén, quién no tuvo más que aceptar la avalancha de comentarios que produjo su gravísimo error de apurado, de igual manera las disculpas también fueron twitteadas.
A pesar de lo llamativo y hasta gracioso o no del hecho, aquí hay una ventana abierta que llama a la reflexión a quienes todavía no creen en la fuerza de las redes sociales. Pero también para los periodistas que despojándose de todo profesionalismo comentan cualquier cosa, en este caso: "aquí se ha muerto alguien". Aunque sigue sonando gracioso.