sábado, 17 de abril de 2010

Como dice Palito: La felicidad ja ja ja ja!!!

A todos nos ha pasado, que alguna vez en la vida nos preguntamos ¿Por qué me pasa esto a mí? Pero resulta que esta pregunta normalmente coincide con hechos no muy afortunados ni felices que se suceden, y nos hacen sentir un poco desdichados.
El lunes pasado estaba sentada en un aula cursando la primera materia que corresponde a dicho día, me hacía esa pregunta constantemente, mientras todavía trataba de recuperar el aliento que había perdido yendo a toda velocidad a dos librerías y un kiosco en 5 minutos antes de entrar a cursar, para comprar algo que finalmente no necesité, pero esa es otra historia. Me preguntaba por que empezar así de alterada el lunes, porque detrás mío se había sentado una persona que no paraba de hablar y yo no podía escuchar al profesor, y así estaba mi cabeza cuando de pronto, todo cambió.
La misma pregunta se empezaba a convertir, pasaba de los hechos desafortunados, a la fortuna total. El interrogante, ¿por qué me pasa esto a mí?, empezó a aparecer, pero por lo agraciada que me sentía.
La directora de la institución educativa de la que soy alumna, me aviso de una nueva ley que extiende el vencimiento de mis finales, y el de todos obviamente, lo cual me separa automáticamente de mi triste condición de recursante y me incorpora nuevamente en el lugar que quiero estar.
Después de ahí todo lo que pasó lo tomé con alegría, y mi semana cambió. Es como pensar en la frase de Mafalda, comenzar los días con una sonrisa y desentonar con el mundo.
Un par de días después, volvía caminando a mi casa, como siempre, con el mp3 sonando en U2, y la mirada extraviada producto de una tarde de cursada agitada y de repente paf!!!, lo insólito sucedió, un huevo cayó del cielo a 10 centímetros de mi pié, cuando se reventó en el piso me salpicó el brazo derecho con su interior grrrr un poco de asco, y me empecé a reír. Miré para arriba y pensé que una palomita no iba a ser mamá.
El último día de la semana caminaba nuevamente pero en dirección opuesta a mi casa, y un nene que montado en bicicleta cruzaba la misma calle que yo, casi me atropelló por apurado, por lo que quedamos ambos en medio de la calle, medio confusos y, no alcanzando con eso me dijo:_disculpe señora. Señora?! Pensé.
Entonces me compré un llavero que certifica mi estado de ánimo por estos días, para que cada vez que lo miro, recordar esa sensación de: soy suertuda!!!
En fin, hoy ya es sábado y la parte agitada de la semana casi terminó, y me sigo preguntando ¿por qué a mí? Pero la sonrisa sigue firme y continuo pensando que esta vez la suerte esta de mi lado.