martes, 30 de marzo de 2010

La vecina de la conciencia sucia.

Quiero denunciar públicamente a mi vecina. No se cual es su nombre, tampoco se cual es su apellido, no se de que trabaja ni conozco su estado civil, no me he percatado si tiene hijos, ni tampoco se con quien vive.
Pero se dos cosas que no puedo dejar pasar por alto. Esta mujer vive justo debajo de mi departamento y tiene un perro como mascota. Dicho esto voy a explicar a continuación a que hace referencia mi denuncia pública.
La primera parte se la dedico a los hechos; el pasado domingo mi placentero sueño fue interrumpido a las 10 de la madrugada aproximdamente por el llanto de un can, no muy lejos de la ventana de mi cuarto. Como consecuencia de este acontecimiento mi estado de ánimo no fue del todo bueno durante el resto del día. Antes de ser juzgada voy a aclarar que no fue por el ruido de los aullidos, sino por que no pude entender el abandono del dueño del perro. Pero ahí no termina la historia, sino que recién comienza, repitiéndose este desagradable hecho gran cantidad de horas durante el mismo día y del siguiente día también.
Ahora bien, me confienzo una persona no apta para el cuidado de mascotas, por que el mejor ejemplo de descuido soy yo misma. Pero siendo conciente de esto, jamás me haría responsable se un ser vivo e indefenso.
Aquí la denuncia, mi vecina abandona a su mascota durante muchas horas del día, y el animal llora sin parar, sin interrupción y sin pausa rasguña las puertas y ladra desesperadamente.
Desconozco la manera menos violenta en la que podría acercarme a esta señora y decirle lo que sucede con su can mientras ella se ausenta, por que considero que ella ya está al tanto de estos hechos y tan solo los ignora.
No comprendo como esta persona se siente dueña de la vida de alguien, lo descuida y luego pretende que este incondicionalmente le de su afecto, compañía y demás.
No hace mucho tiempo, antes de estos tristes episodios la he visto paseando a lo que para mí hoy es una víctima, sin correa, sin bozal y permitiéndole dejar sus 'regalitos' por toda la cuadra. Esta actitud me había molestado, como me molestan en general este tipo de modos de actuar. Por eso reitero, yo no tengo este tipo de responsabilidades por que no me considero apta y por que se, que es una gran responsabilidad, aunque pareciera que muchos no lo saben.
En una ocasión me tocó presenciar la desagradable muerte de un cachorro, producto de la negligencia de su dueño que lo paseaba sin correa hasta que lo atropelló una camioneta. También vi la reacción del dueño del animal, culpando al conductor por el accidente.
Basta, es hora de tomar conciencia.
Volviendo a mi denuncia espero muy pronto poder hablar con mi vecina, espero que se me ocurra que decirle sin ser 'poco diplomática' como quien dice.
Sería mucho esperar que la gente se gane ese título de responsable. Si estos pobres animales son los mejores amigos, los compañeros, hoy en día las mascotas por las que también se paga fortunas, si representan tanto, por que será que se nota tan poco.
Sin ser de la defensoría de los animales, sin ser exagerada pido reflexión, nada más que eso. ¿Es mucho pedir?


martes, 23 de marzo de 2010

Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia




El 24 de Marzo de 1976, Isabel Perón fue detenida y trasladada a Neuquen. La Junta de Comandantes asumió el poder y designó como presidente de facto a Jorge Rafael Videla. Dispuso que la Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea compondrían el futuro gobierno con igual participación. Así comenzó el denominado "Proceso de Reorganización Nacional".

La verdad es que si tengo que escribir algo objetivo informando sobre lo sucedido no sabría como hacerlo. Soy hija de la democracia como dicen. Estuve en el vientre de mi madre mientras ella, según me cuenta ahora, tejía ropa para los chicos que estaban en Malvinas. Nací en 1982 y en mí memoria no existe un enlace directo con la realidad de aquella epoca. Pero los libros y los diarios me han dado esa conexión, sólo me queda utilizar lo que hoy es título de libro: Nunca Más.
He invitar a escuchar lo que es la voz de muchos en una sola.












jueves, 4 de marzo de 2010

Afectada por la hiper culpa

¿Cómo será tenerlo todo, y de golpe quedarse sin nada? ¿Cómo será vivir en un mundo que uno cree real, y de pronto esta realidad desaparece? ¿Cómo será pensar que Dios, la vida, el destino o la suerte nos han abandonado? ¿Será como quedarse de pronto sin aire?
La verdad no tengo ninguna de las respuestas para echar luz sobre todas estos interrogantes.
Lo único que tengo es la certeza de que en este mismo instante, hay miles de seres humanos que no saben ni siquiera como ponerse de pié.
Todos los días sin excepción, principalmente en los últimos tiempos, leemos en los diarios, vemos en la televisión y escuchamos en la radio; como bombardeo constante, sobre las catástrofes naturales que azotan nuestro planeta: inundaciones, terremotos, tsunamis, tornados y así la lista sigue sin parecer querer detenerse. Como decía, están en todos lados, los desastres, dejándonos tan indefensos como una pequeña hormiga que camina frente a nuestro pié, sin saber que la hemos visto. Y de un pisotón acabamos con su vida, sin que afecte la nuestra. Así de simple, así de rápido, como un pestañeo que jamás hubiésemos querido. Los golpes llegaron y nadie pudo hacer nada, creo.
Hace unos días fui hasta el hipermercado que esta cerca de casa. Llegué velozmente, pensando en las nubes que se formaban en el cielo y en que había alerta meteorológico. Las catástrofes están empezando a ponerme nerviosa.
Hice las compras a toda velocidad y cuando llegué a la caja, el tráfico me detuvo. Delante mío en la fila para pagar, había una señora de unos 70 años, llegó hasta la cajera y le preguntó: _ ¿Hoy hacen el descuento para jubilados? y la chica del súper respondió afirmativamente con la cabeza, mientras se apuraba a embolsar (en bolsas de plástico) la mercadería de otro cliente. Por mí cercanía a la caja oí como una vez que la abuela pagaba, le hacían la pregunta de rigor: ¿Quiere donar 0.99 centavos para la gente de Chile? Y la señora le dijo así: _Mirá querida, yo soy jubilada, junto las monedas para poder comprar tres cositas, un peso es demasiado para mí. Al instante me pregunté que respondería yo, cuando me lo pregunten.
Sin perder ni un segundo la cajera, de entre 22 y 24 años, le reflexionó a la abuela: _Si señora, pero pobre gente, perdieron todo. Y la anciana se sintió el peor ser sobre la tierra, con su expresión debe haber dicho mil palabras: _Está bien, descontame el peso, pobre gente Dios mio, pobre gente, dijo la señora negando con la cabeza y se fue.
¡Siguiente! Me toca dije sin decir nada. Y me preguntaron si quería donar un peso para ayudar al gran número de afectados que dejaron los varios terremotos y sismos en Chile, le dije que no. Inmediatamente después sentí como una inmensa culpa me carcomía el cerebro, el espíritu bondadoso de la anciana me estaba entrando en el cuerpo. Pero no pude, no creo que me digan la verdad cuando antes de entrar a comprar, ya se que me están robando.
Todavía me siento como fatal, pero no pude ni podré, mi donación no será a través de un hiper mercado, no puedo.
Pero pienso en la hormiga, en el pié y en las muchas preguntas que no sabría responder, si la afectada fuera yo.