viernes, 30 de julio de 2010

Mirada de Piedra


No recuerdo en donde habré oído eso de que todos tenemos un lugar especial en el mundo. La verdad es que tampoco se si creer si será cierto o no. Pero de lo que si estoy segura es de que hay lugares que nos hacen sentir felices. No por la eternidad, sino por instantes tan mágicos que alcanzan a grabarse en nuestra memoria para siempre.
Existen lugares sumamente lejanos que todos quisiéramos conocer y a veces hasta decimos la estúpida frase, si algún día puedo me voy a Roma, por dar un ejemplo sin esfuerzo.
Pero lo mejor de la vida, es que nos ofrece los más maravillosos lugares a la vuelta de nuestras casas y a veces por soñar lejos no los encontramos. Obviamente, para mí esto del lugar especial también tiene que ver con la gente que nos rodea o que allí encontramos.
Viví toda la vida en la misma pequeña ciudad, para venir a darme cuenta de grande que existen otras cosas.
Existe un lugar llamado Abra del Hinojo, está en la provincia de Buenos Aires a muy pocos kilómetros de mi ciudad natal. Pues para conocerlo, me tuve que ir de ella.
Una hermosa tarde, hace varios meses ya, caminé por aquel lugar perdido cerca de las sierras, en donde los colores de las piedras de mezclan como una paleta. Arroyos, sierras, árboles, pájaros y un silencio que emociona son las maravillas que ofrece.
Cámara en mano fueron muchas las imágenes que tomé para ayudar a la memoria a volver a cruzar los arroyitos y saltar alambres para adentrarme en la sierra, aunque yo esté acá, en el medio del caos del centro de Bahía.
La que comparto es una que decidí llamar: "Mirada de piedra". Tal vez solamente yo vea la roca dibujada como un ojo verde-azulado cuyo centro es negro al igual que el de un hombre. La imagen al igual que muchas otras me recuerda uno de los que decidí elegir como lugares especiales en el mundo para mí. A veces las mejores cosas son sólo así por que eso es lo que elegimos creer sobre ellas.



Pilas pilas pilas

Estoy vieja y no hay con que darle. ¿Cómo descubrí lo afirmado anteriormente?
Ayer por la noche chateaba con un amigo sobre su ida a ver el recital de Guns hace unos meses. Y entre una cosa y otra me comentó que esa misma noche una banda bahiense tocaba en el boliche y que iba a ir. Me quedé como pensativa y al instante me pregunto: vas?
No creo respondí, pero seguí analizando la posibilidad en mi mente.
Un rato después le comento esto a mi novio que daré a llamar 'el bichi' que para mi sorpresa me responde un: vamos? Sorpresa por que es bicho de la casa que no asoma si no es por suma obligación.
Y supe en ese momento que la decisión era mía y que no tenía escapatoria, lo pensé unos minutos decidí que si, que era una linda noche después de tanto frío polar, que hacia mucho no salíamos después de la mudanza y no se que montón de cosas mas.
A los pocos minutos recordé el calor del hogar, las pelis de la cama con un tesito de boldo en el jarro de la abuela y colgué.
Ahí me disculpé por lo anteriormente dicho y la negativa a asomar la nariz a la vereda fue rotunda.
Así que destapamos una cerveza y jugamos al chichón (o conga) hasta la madrugada, 'el bichi' y yo como dos viejecitos.
Acá quedó más que confirmado el estado negativo con que recibo las salidas de casa en invierno. Pero para completar esto, acaba de sonar el teléfono, 'el bichi' atendió. Yo supuse que era una persona, el hablaba con otra, y con este malentendido accedí a ir a una fiesta para la cual en unos minutos debo empezar a prepararme.
Suspiro sin parar tratando de convencerme de lo bueno que es salir en pleno julio caminando por Bahía, espero lograrlo.

miércoles, 14 de julio de 2010

Va un día

Va pasando un día de mierda en la ciudad de Bahía Blanca. Hoy me desperté de muy buen humor, de igual manera tal estado anímico duró unos 10 minutos. Con una cara de culo irreversible volví a dormir inmediatamente. Poco después de dos horas comencé nuevamente el día como dándome una revancha a mi misma.
Una buena ducha de agua que parecía entre caliente y tibia (producto de los fríos polares que nos afectan) fue la primera medida tomada al respecto de mi cara.
Como segundo intento de mejorar esa situación tan desagradable: cocinar. Confieso que no es algo que me fascine, pero sirve (con gusto o no) para despejar la mente, hoy claramente perturbada.
Mientras en el horno se gestaba el almuerzo me dispuse a tomar un café y practicar algunas cosas en la pc, debido a que hoy por la tarde debía rendir un parcial de informática.
Las nubes despejaron mi cabeza y todo pareció marchar nuevamente sobre las ruedas de la felicidad.
Así pues me encaminé hacia el instituto para dar mi prueba.
Lo que a continuación sucede, es creo a esta hora, lo que rebalsó el vaso y aquí me encuentro escribiendo.
Llegué, me encontré con una compañera a la que le pedí algo pero no lo recordó. Claramente esto no es problema. Me dispuse a prepararme con mi pc en condiciones antes de que la profesora comience con la clase; saco las cosas de la mochila, enchufo la pc y pum!, todo el aula se queda a oscuras. Aquí es donde comienzan a aparecer nuevamente las nubes, esta vez, con granizo.
Luego de unos minutos un caballero muy seriamente soluciona el inconveniente advirtiéndome que no repita la acción de querer proveer mi notebook de electricidad. La explicación: las instalaciones no están bien.
Portando nuevamente cara de demasiados pocos amigos, guardo las cosas en la mochila, como repitiendo la escena pero al revés, y me prometo siempre hacer oídos sordos cuando próximamente la profesora sugiera que llevemos nuestras pcs para hacer más cómodamente el examen y no ocupar todas las maquinas del pobre gabinete de nuestro instituto, así los que no tienen también pueden trabajar.
Enciendo una de las 'comodore', luego de unos instantes inicia sesión y luego de otros instantes finalmente pude acceder al único programa que necesitaba para hacer mi examen. Terminada dicha tarea me dispuse a retornar a mi casa, de más esta decir y creo que se entiende por que, el camino de vuelta lo hice bajo la hermosa y helada lluvia de julio.
Ahora con una hermosa expresión primaveral en mi rostro, bebo un café y escribo, esto es claramente un modo de desahogarme.



jueves, 1 de julio de 2010

Con temor

El cielo está gris, lo veo a través de mí ventana. Y siento dolor, lo veo a través de mi piel. Alguien que quiero se siente mal, pero ¿Qué debo hacer?
Antes que nada recordarme inconcientemente que por lo general me mantengo lejos de ciertas personas, por que me han herido por intentar amarme. O eso quiero creer.
Y hoy lejos en el tiempo, y lejos en la distancia quisiera extender mi mano para proteger su herida, o para acariciar su hombro. Me asusta el riesgo, debo decirlo. El riesgo que corro al acercarme otra vez.
También pienso que no es de esas almas que se ignoran y nada más. Es de esas, por las que te preocupás, las que ocupan un espacio muy importante.
Pero ¿Qué hacer? otra vez la pregunta. Si acerco mi mano, tal vez me la muerda. Como un perro asustado que no sabe que es ayuda lo querés dar. No me la ha pedido, no se la he ofrecido. Pero adivino que la espera y justamente de mí.
Hace instantes oí su voz cansada. Y sospecho que mi día transcurrirá pensativo