¿Podes recordar cuando respiraste con los pulmones?
¿Podes recordar el primer beso de tu madre?
¿Podes recordar la alegría de tu padre?
¿Podes recordar tu primera sonrisa?
¿Podes recordar cuando te amamantaron?
¿Podes recordar la primera vez que lloraste?
¿Podes recordar tu primer balbuceo?
¿Podes recordar cuando diste el primer paso?
¿Podes recordar la primera palabra que salió de tu boca?
¿Podes recordar cuando dejaste de usar pañales?
¿Podes recordar cual fue el primer color que reconociste?
¿Podes recordar el primer rayo de sol en tu cara?
¿Podes recordar tu primera papilla?
¿Podes recordar tu primera caída?
Hay un montón de cosas que no podemos recordar pero que están en nosotros, que nos trajeron hasta donde estamos hoy. Cosas que si no hubieran pasado no hubiéramos crecido bien y avanzado. Hay un montón de cosas que están en nuestro inconciente. Momentos que fueron importantes pero que no podemos recordar.
Ahora bien, hay cosas que todos sabemos que si podemos recordar, cosas que también nos forman como personas, como seres humanos.
Creo que si nuestro deseo es que cada persona que viene al mundo pueda pasar por estos momentos únicos, que no recordamos, pero que sabemos que son importantes. Debemos cambiar, valorar lo que nos rodea, valorar a nuestros pares, valorar nuestro medio ambiente, valorar lo que tenemos, valorar nuestros afectos, valorar lo simple, valorar la naturaleza, valorar el amor, valorar los amigos, valorar las oportunidades, valorar todas y cada una de las cosas que existen.
Valorar la vida.
Tal vez hoy me puse sentimental, pero es que a veces ni yo recuerdo cuales son las cosas importantes, y por eso trate de escribirlas, para leerlas y así recordar y valorar lo que puedo y no puedo recordar.
Como cada madrugada de esas en que no puedo pensar, fui a la cocina para preparar unos mates. Esos mates calentitos que despues de varios sorbos parecen aclararme las ideas. Como cada madrugada de esas en que se me confunden las ideas, encendí un cigarrillo, como si el tabaco sumado o fusionado con el mate me abrieran la puerta a la claridad mental. Como cada madrugada de esas en que no puedo dormir, salí al patio de mi casita, un patio chiquito de dos por seis que apenas te deja lugar para ver un pedazo de cielo. Como cada madrugada que me encuentra solitaria, realicé una vez más el ritual que me desenchufa de la realidad y me cambia el ánimo. Como cada madrugada en que el sueño no quiere llegar, encendí la música que me gusta para ver si no tiene algun consejo o palabra reveladora oculta entre melodias y melodias. Como cada madrugada desde hace más de dos años, tuve que hacer todo esto para poder despejar las dudas, sacar los enojos y reafirmar mis sentimientos. Como cada madrugada en que me sienta bien el frío del sur, hice mate, encendí un cigarro, me paré en medio del patio y miré hacia arriba, siempre hacia arriba. Como ninguna otra madrugada el cielo estaba oscuro, y sólo se veía una estrella, que brillaba con más ganas que el sol. Como muchas madrugadas encontré la respuesta a todos mis males realizando este ritual. El cielo estaba negro, la noche fría, los mates espumosos, el cigarrillo caliente y sentí que al igual que esa estrella, estoy sola. Pero rodeadad de demasiadas cosas hermosas como para dejar de brillar, o en mi caso, demasiadas cosas hermosas como para bajar la mirada.
A veces suelo pensar que me zarpo con muchas cosas, la música es una de esas cosas. No por que yo la pueda hacer, sino por la importancia que tiene en mi vida: mí música. Cuando tengo esos días de alegría total, escucho cosas divertidas, bailo y canto con más fuerza que un ciclón y recorro el pasilo de mi casa como si estuviera sobre "las tablas". Otras veces cara de nada y sonidos sombrios, notas desagarrantes acompañadas de frases que más que canciones parecen cachetadas. Pero asi es como puedo estar bien. ¿Por qué me surge esta cuestión con tanta importancia de escribir? Como un estallido de palabras que quieren salir, al igual que "ese sonidito" por mis auriculares. El primer punto es que se rompió mi computadora, portadora de demasiados GBs en música como me fue posible meterle. Buena, mala, muy buena y excelente. En español, inglés , más ingles, portugués, frances y hasta cosas raras en idioma aborigen que jamás sabre que carajo dice, ah! pero que bien se oyen las quenas. De acá cerca y de todos lados, la que sólo yo conozco y la que conoce el mundo. Ese fue mi primer problema, me vi privada de "eso", de mis canciones, de mis manifestaciones de animosidad. Que tristeza, que amargura, por primera vez sentí que lo abstracto se puede tocar, necesite tanto de esa compañia que dolió. El segundo punto y creo yo el que me hizo levantarme a las 3.20am de una madrugada que pintaba divina para dormir, es que me di cuenta de por que esa necesidad, esa ansiedad por buscar todos los días, y si, todos los días, armar una lista que me haga sentir bien, que esté acorde conmigo, con mi vida, mi animo, mi humor, mi tristeza, alegría o dolor. Mi conclusion medio dormida, medio despierta, con el mp3 andando entre sábanas es que; yo busco en las letras en las notas de Mí música,;mis consejos, mis retos, mis caricias en la soledad, mis risas, mis lágrimas y la mayoría de todo lo que sienta. Y eso me eleva, dejo que cada cancion que escucho me hable, a mí sóla, como si la hubieran hecho para mí. Entonces no siento la distancia, es mí canción, me habla a mí quien canta, toca para mí quien toca y yo inspiré quizas sin saber esas palabras, sin ser yo. Alguién que en ese momento se sintió como yo ahora. Que lio hice. Pasando en limpio, hace un tiempo que me siento como el traste y sin encontrar como hacer para estar mejor. Cuando me quede sin compu, sólo estaba la extención de mi mano derecha: el mp3, para calmar mi sed de ruiditos. Zeppelin, Floyd, Beatles, Bob Marley, algo de folklore argento (escuchese: Rimoldi Fraga, Yupanqui, Cafrune, Chalchaleros y -que no son Pili y aDOlfo- Los Tucu Tucu) Divididos, NoTeVaGustar y una mezcla de todo un poco que hice para dormir en el colectivo. No olvidar, el orden de los facotres no altera el producto. Y ahí me vi, reafirmando los clásicos una y otra vez. En una de esas tantas pasadas de vuelta y vuelta, a lo vinilo del año `60 que pegaron las porbes listas, una canción me eligió a mí y comenzó a sonar en el momento justo: cuando camino por la calle, manitos al bolsillo y ojos a la deriva. Hace 6 días que recuperé mi compu, con todo el valor sentimental que tiene para mí, pero todavía sigo con la misma canción, en el mp3, sonando sin parar, como la respuesta a mis males, como si fuera un manual de instrucciones a seguir, como una melodia que tengo que escuchar para empezar bien el día y para terminarlo, y para transitarlo. Ojalá que tenga razon, que tenga sinceridad en su letra, que tenga la fuerza que a veces me falta para hacer la cosas y me ayude como siempre lo hace, que me susurre palabras sabias: mí música.
atrapada en una pequeña bolsa gris ella sueña con desplegar sus alas tras el largo sueño que le toca afrontar ella sabe que algun día su destino será volar traspasando la habitación oscura y húmeda más allá del tiempo frío esa inmunda tela una noche se rajará y por fin abrirá los ojos a los colores del mar ella sabe que su estadía es minúscula pero en escencia debe traspazar la frontera y desplegarse a las pocas horas del sol posarse sobre una flor no es poca cosa para quien sólo conoce el aroma de la soledad el olor de la lluvia sobre las hojas verdes es para ella un infinito en su corto día confundir los colores de sus alas con los arcoiris en el cielo es su destino y volar al horizonte cuando cae la noche es el ocaso de un día que ansió vivir
Si cierras los ojos en la madrugada el helado viento del sur te habla Si abres las palmas de las manos el rocío de la noche te acaricia Si respiras con profunda intesidad el aroma de las flores te completa Si extiendes los brazos al infinito la solitaria luna de abril te abraza Si prestas atención a las melodías las desgarrantes notas se revelan Si puedes disfrutar de todo esto en las noches en tu rostro se aclararan las ojeras